Adicción a Internet

Blog divulgativo sobre el IAD (Internet Addiction Disorder)


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Una aplicación permite a los padres vigilar el uso abusivo de Facebook

La empresa tejana ImageVision ha desarrollado una aplicación basada en la nube y denominada EyeGuardian que permite monitorizar la cuenta de Facebook, el teléfono y el ordenador de los menores a la búsqueda de imágenes de desnudos y de mensajes inadecuados.

Según afirma su creador, la necesidad de esta aplicación surgió cuando en 2008 la hija de un amigo, que tenía entonces 13 años, recibió una foto «indecente» de otro adolescente en su móvil. Entonces buscó algún software que bloquease ese tipo de imágenes, y no halló ninguno.

La aplicación desarrollada analiza la actividad en Facebook, identificando potenciales amenazas, peligros y comportamientos poco habituales y monitorizando a los amigos, y las peticiones de amistad así como todas las imágenes y vídeos que se publican. La aplicación supuestamente es capaz de distinguir entre una imagen de alguien desnudo y de alguien en traje de baño, y de enviar una alerta por SMS o e-mail.

El problema, para la empresa desarrolladora, no es la existencia del porno, que reconocen que no es nueva en Internet, sino que con redes sociales como Facebook cualquier amigo puede publicar mensajes e imágenes problemáticas en el muro de una persona, poniéndolas a la vista de otros amigos o del público en general, incluyendo insultos e injurias por ejemplo con el objetivo de dañar la reputación de esa persona.

EyeGuardian permite controlar cuestiones como:

  • Lo que otra gente publica en el muro del menor.
  • Las imágenes en las que le/la etiquetan.
  • Los álbumes de fotos del menor.
  • Los textos que publica.
  • Conceptos sobre los que se habla: p.ej. drogas.
  • Individuos sospechosos (??) que intentan hacerse amigos del menor.
  • Tiempo excesivo usando aplicaciones o juegos en Facebook.

La aplicación está pensada para padres también de menores de 13 años (la edad mínima para hacerse una cuenta en Facebook) porque es fácil y común que niños de 8 a 12 (o más pequeños) mientan sobre su edad y entren en esta comunidad online exponiéndose a desconocidos e incluso publicando fotos inocentes (o no tanto) que pueden captar la atención de los depredadores sexuales.

No sólo el sexting amenaza a los más jóvenes en este tipo de redes sociales de Internet, sino que el ciberbullying también está presente.

Según un estudio de OnlineSchools.com, el 11% de los padres estadounidenses se han inscrito en Facebook para vigilar lo que hacen sus hijos. El 41% mira las actualizaciones de estado, el 39% leen los muros, el 29% miran las fotos que comparten y el 76% mira el historial de navegación en el ordenador que usan sus hijos.

Otro estudio encargado por ImageVision muestra que el 78% de los padres de chicos que usan las redes sociales estaban «muy preocupados» por el contenido inapropiado, aunque la mayoría no podían entrar en las cuentas de sus hijos para monitorizarlas.

Fuente: PR web
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Adultos y adolescentes ‘adictos’ a Internet y los móviles, pero por causas diferentes

Los adolescentes que pasan mucho tiempo en Internet conectados a redes sociales como Facebook o Twitter, o que mandan grandes cantidades de SMS con sus teléfonos celulares, tienden a presentar conductas de riesgo —como el abuso de drogas o de alcohol— y de trastornos tales como la depresión o la anorexia. Esta es una de las conclusiones de un estudio de la Case Western Reserve University presentado en Denver (EEUU) en el encuentro anual de la Asociación Estadounidense de Salud Pública.

El estudio, dirigido por el Dr. Scott Frank, se realizó entre más de 4.000 estudiantes de secundaria de los cuales un 19,8% enviaba más de 120 SMS al día, y un 11,5% pasaba más de 3 horas en redes sociales online.

Los adolescentes hiperconectados presentaban, en comparación con quienes hacían un uso no tan intensivo de Internet y el celular, un riesgo hasta un 84% mayor de consumir drogas ilegales, un 94% mayor de participar de peleas, un 69% mayor de beber alcohol en exceso.

También se observaron tasas mayores de depresión, de trastornos de la alimentación, de estrés y de pensamientos suicidas entre estos jóvenes. También presentaban peores rendimientos académicos y mayor absentismo escolar.

El estudio no indica si es el abuso de Internet el origen de los problemas descritos, o más bien es al revés y son los problemas preexistentes los que llevan a abusar de la tecnología. En cualquier caso, los expertos en psiquiataría advierte de que se da un fenómeno de retroalimentación.

Miguel Espeche, coordinador del Programa de Salud Mental del hospital Pirovano en Argentina, apunta a un riesgo también en los adultos: el modelo de aceleración neurótica que ofrecen cada vez con mayor frecuencia quienes viven hiperconectados por motivos laborales. «Conectados permanentemente a la esfera laboral a través del Blackberry o de la computadora, se desconectan de la esfera afectiva. Los chicos pueden entrar en esa vorágine dominada por la ansiedad al copiar a los mayores», concluyó.

Fuente: La Nación

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Casi la mitad de los niños españoles abusan de Internet, ante la dejadez de los padres

Son muchas las voces que llevan tiempo alertando sobre las consecuencias de que niños y adolescentes pasen tanto tiempo solos en su habitación y de la ausencia de comunicación entre hijos y padres. Una de esas consecuencias tiene que ver con el acceso a las TIC.

En la actualidad el 40% de los menores españoles (de entre 9 y 16 años) se conectan a la Red desde su habitación según un reciente estudio de la Comisión Europea (Riesgos y seguridad en internet: la perspectiva de los menores europeos), en el que han participado más de 23.000 chicos y chicas usuarios de internet de 23 países europeos.

Los especialistas se sorprenden al comprobar cómo no se aplican en la práctica las medidas de sentido común que pueden contribuir a minimizar los riesgos de Internet, aparte de los innegables beneficios que comporta.

Jesús de la Gándara, jefe de la Unidad de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, defiende que es un error atribuir la falta de control y comunicación parental, materializada en el denominado síndrome de la puerta cerrada, al uso de las nuevas tecnologías. «No podemos echar la culpa a Internet. El niño que se pasa las horas solo en su habitación navegando o jugando on line ¿por qué lo hace?», se pregunta.

En su opinión, lo importante es que «los sanitarios, los padres, estén al tanto de lo que le ocurre a los niños para que se puedan detectar cuanto antes comportamientos peligrosos, porque el uso inadecuado, excesivo y problemático de internet suele ir asociado a patrones patológicos de depresión, fobias, aislamiento». A finales de los 90 se detectaron los primeros casos de hikikomori en Japón: jóvenes varones veinteañeros habían hecho de la habitación su mundo, del que apenas salían para comer, ante la mirada atónita de unos padres a los que casi no dirigían la palabra y con la única compañía de un ordenador.

La encuesta de la Comisión Europea revela que hasta el 41% de los menores españoles de 11 a 16 años afirma «haber experimentado una o más formas de uso excesivo de internet«.

Para Jorge Flores Fernández, fundador de Pantallas Amigas —una iniciativa para la promoción del uso seguro de las nuevas tecnologías en la infancia y la adolescencia— los padres han accedido a instalar el ordenador en la habitación principalmente por dejadez:

«A día de hoy no han tomado conciencia clara de lo que esto significa, de los riesgos que conlleva no saber qué uso hacen los chavales del ordenador, de las horas que pasan frente a él, de cómo poco a poco la comunicación entre ellos se va enfriando. ¡Ya es complicado mantener una buena comunicación con los adolescentes cómo para encima poner tabiques de por medio!»

Flores siente un cierto desánimo al comprobar cómo cae en saco roto el mensaje que desde hace años lanzan distintos organismos pidiendo a los padres que instalen los ordenadores en las zonas comunes y no en las habitaciones de los niños.

«Algunos adultos creen que poner el ordenador en una zona común es una invasión de la intimidad, cosa completamente falsa. El que esté en el salón no implica que se miren los correos: es más una función de normalización de la vida digital. Además, es la mejor manera de compartir esa vida digital, en la que tantas lagunas tenemos los adultos frente a una generación que ha nacido en ella».

E insiste en que supervisar la relación de ese hijo con el ordenador no tiene nada que ver con controlar. «Los padres deben establecer una dieta digital, es decir, indicar por ejemplo cuándo y cuánto se puede utilizar el ordenador, al igual que lo hacen con la comida o con el dinero, o con cualquier otra cuestión doméstica».

Los expertos insisten en la necesidad de que los padres hagan el esfuerzo de incorporarse a las nuevas tecnologías como un elemento de conexión con los menores. Las consecuencias de no hacerlo son muy negativas para la relación, la incomunicación y a la integración, en lo que el sociólogo Javier Elzo denomina, familia nominal, modelo mayoritario en la sociedad española (42%). Se trata de una familia en la que las relaciones de padres e hijos pueden ser calificadas, con absoluta propiedad, como de coexistencia pacífica más que de convivencia participativa, ya que se comunican poco. Los padres están, en gran medida, cohibidos, desimplicados, sin que aborden con una mínima profundidad lo que requieren sus hijos. Una familia que no refiere conflictos en su seno, no tanto porque no los haya sino porque ha decidido no enfrentarse, no enterarse de los problemas.

Carles Feixa, doctor en Antropología Social, ya en el 2005 advertía de que se había reducido el contacto entre hijos y padres. Según él «la transición hacia la sociedad de la información hace por primera vez teóricamente posible tener una vida material y social sin salir de la propia habitación. Pero pero no todos los adolescentes se encierran en ella para evitar vivir en familia. Que lo hagan o no, depende de los padres y madres.»

Feixa afirmaba que en 2005 el fenómeno patológico de los hikikomoris ya había llegado a España, aunque matizaba que el contexto social y cultural era distinto. Para él es preocupante que el adelanto en la edad de acceso a Internet no está siendo acompañado por un adelanto en la formación de los menores para el uso crítico de las TIC: «Los jóvenes tienen muchos conocimientos de internet, pero a menudo no tienen conciencia de su ignorancia; saben cómo navegar pero no hacia dónde hacerlo.» Feixa proponía reconvertir las antiguas salas de estar en ciberespacios domésticos comunes, donde la familia se conecta junta aunque no revuelta al mundo digital y comparte ciertas actividades online de manera intermitente.

Fuente: La Vanguardia

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El 10% de los adolescentes madrileños ve su vida personal afectada por el abuso de Internet

La Universidad Rey Juan Carlos ha realizado un informe acerca del uso Internet por parte de chavales entre los 12 y 17 años (usuarios en un 96%) de la Comunidad Autónoma de Madrid. Antonio García Jiménez es el director del estudio, publicado con el título de ‘Usos de Internet entre los menores de la Comunidad de Madrid’.

Estas son algunas de las conclusiones:

  • Un 16,8% utiliza Internet para contactar con desconocidos de su misma edad, principalmente por medio de las redes sociales (82,6%). Muchos de ellos llegan a facilitar datos personales.
  • El 22% ha mantenido encuentros cara a cara con desconocidos, y sólo un 5% reconoce peligro en esa cita a ciegas.
  • Casi la mitad afirma conocer algún caso de ciber-bullying (comentarios o imágenes ofensivas).
  • Alrededor del 20% ha participado en la realización de actos obscenos delante de la webcam como quitarse ropa o intercambiar imágenes o comentarios sexuales fuertes.
  • Un 10% reconoce que pasa tantas horas enganchado al ordenador que ha contribuido a bajar sus calificaciones escolares y a dejar un poco de lado las relaciones personales con sus amigos y familia.

Fuente: GenteDigital.es


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¿Te permite Facebook dejar tu adicción?

¿Es fácil darse de baja en la red social más famosa del mundo? ¿Te dan realmente de baja? ¿Qué sucede si alguien anima a otros a darse de baja?

La Revista Consumer arroja alguna luz sobre estas cuestiones, cada vez más relevantes a medida que comunidades virtuales como Facebook se van haciendo con más y más usuarios. Pasamos a comentar su artículo:

En Facebook, en el apartado «Configuración de la cuenta», se puede desactivar el perfil del usuario en esta red. El sitio pregunta la razón por la que el usuario se quiere desapuntar y proporciona varias respuestas predefinidas, además de una opción que permite explicar el motivo si no se corresponde con ninguno de los citados.

Parece de dudosa legalidad que obliguen a dar explicaciones acerca del motivo de la baja (¡el campo de motivo es obligatorio!):

Razón de la desactivación: (obligatorio)

  • Tengo una duda acerca de la privacidad.
  • Esto es temporal. Volveré.
  • Me paso demasiado tiempo utilizando Facebook.
  • No sé cómo utilizar Facebook.
  • Tengo otra cuenta en Facebook.
  • Recibo demasiados mensajes de correo electrónico, invitaciones y solicitudes de Facebook.
  • No creo que Facebook sea útil.
  • No me siento seguro en Facebook.
  • Otros

Si seleccionas cualquier otra opción excepto la de otros, te aparecerá un mensaje tratando de convencerte de que esa razón no es suficiente para dejar Facebook.

Por si fuera poco, la página de Desactivar cuenta comienza con algo que podría rozar la coacción o cuando menos el chantaje emocional:

¿Estás seguro(a) de que quieres desactivar tu cuenta?
Tus N amigos ya no podrán mantenerse en contacto contigo.

Fulanita te echará de menos / Enviar un mensaje a Fulanita
Menganito te echará de menos / Enviar un mensaje a Menganito

Que tus amigos no pueda ponerse en contacto contigo fuera de Facebook es simple y llanamente una mentira, con la que buscan retener al usuario o usuaria. ¿Acaso no existe el correo electrónico? ¿Acaso no existen otras redes sociales online, servicios de mensajería instantánea, chats..? ¿Acaso no existe el mundo real?

Pero sigamos con el análisis de Consumer:

La eliminación del perfil no es completa, ya que el usuario recibirá todavía correos electrónicos, invitaciones a eventos o avisos de etiquetados en las fotografías, a menos que marque la casilla para desactivar también la recepción de mensajes.

De la misma manera, a partir de la desactivación, ningún otro miembro de la red podrá acceder a la información que albergaba el usuario ni le encontrará en las búsquedas, si bien Facebook almacena durante un tiempo copias de seguridad de todos los perfiles que se han creado en su sitio.

Pese a todo, la desactivación de una cuenta en Facebook es reversible. Se puede volver a activar con la misma configuración anterior. Para ello, sólo se debe acceder a la red con el nombre de usuario y contraseña. A continuación, Facebook enviará un correo electrónico para confirmar la reactivación y las instrucciones para llevarla a cabo.

Es decir, incumplen el deber de cancelar los datos personales cuando se les pide expresamente que borren la cuenta. En realidad desactivas la cuenta pero no la borras, no la cancelas: tus datos siguen ahí, en sus ficheros, contraviniendo muy probablemente la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales española.

En la segunda parte del artículo se mencionan proyectos como el neerlandés Suicide Machine y el italiano Seppukoo (proyecto de Les Liens Invisibles) que como actos de denuncia de la adicción a Internet y en concreto a las redes sociales, promueven la liberación de los usuarios, facilitando de una manera irónica un suicidio virtual asistido, para desaparecer de esos mundos virtuales adictivos y recuperar la vida social real.

El sitio holandés Suicide Machine permite desconectarse al mismo tiempo de algunas de las redes sociales más populares, como MySpace, Twitter y LinkedIn. Su intención es que los usuarios se conciencien de que ellos deberían tener el control de sus datos y no las empresas.

Además, en Suicide Machine se crea una página en la que se refleja y se deja constancia de que el usuario ha querido abandonar esas redes sociales y se le da la oportunidad de escribir sus últimas palabras, a modo de epitafio virtual, junto con la fotografía de perfil que tuviera en la red social.

Desde el pasado mes de enero, Facebook ha bloqueado este sitio con el argumento de que incumplía sus términos de uso y ha borrado el perfil de esta empresa. La red social creada por Mark Zuckerberg también impidió el funcionamiento de un sitio similar, denominado Seppukoo. En él se puede encontrar una clasificación de las personas que optaron por eliminar su cuenta a través de este sistema y consiguieron que otros contactos les siguieran, con enlaces a sus páginas de despedida.

(…)

Si una red social considera que un comportamiento contraviene a sus políticas de uso, como facilitar el proceso de darse de baja, se arroga también el derecho a borrar cualquier rastro de la persona o empresa que haya iniciado el movimiento, sin posibilidad de replica porque todas las relaciones se originan en sus servidores y con sus reglas.

Es decir, Facebook no se preocupa por cumplir la legislación que protege los datos de los internautas pero sí por evitar que alguien facilite la cancelación de esos datos.

De hecho Facebook amenazó en diciembre pasado por medio de un bufete de abogados estadounidense a los artistas italianos responsables de Seppukoo mediante una carta con emprender acciones legales contra ellos, a lo cual han respondido que borrarán los datos de los ex-usuarios de Facebook que se han cibersuicidado mediante su servicio si son los usuarios quienes se lo piden, no Facebook, ya que dichos datos, así como las relaciones de amistad de los usuarios les pertenecen sólo a dichas personas y no a Facebook. Explican así mismo que la solicitud de Facebook es una violación de la libertad y privacidad de dichas personas que voluntariamente han dado su nombre y contraseña para borrarse de Facebook. Además las acusaciones de incumplir los términos de uso que lanza Facebook contra Suicide Machine y contra Seppukoo no tienen fundamento alguno al no estar ellos vinculados contractualmente con dicha empresa, sino los usuarios.

Por contra, otras redes como Tuenti o Twitter, proceden a borrar los datos de sus usuarios de manera mucho más conforme con la legalidad, según señala la revista en su artículo.

Fuente: Consumer, Seppukoo y elaboración propia.